Obitual Pérez: “Los pueblos de Latinoamérica somos un caos de hibridación cultural y mestizaje. Es como si viviéramos en permanente distopía”.

Entrevista Obitual Pérez

Todo el mundo está al corriente. Los extraterrestres aterrizarán por razones evidentes en los Estados Unidos. Todos lo sabemos. Ellos hablan inglés y saben quién manda. Por eso me encantó una película llamada District 9 que fabula con la llegada de seres de otro mundo a Sudáfrica, ignorando al gigante americano para brindarnos una metáfora excelente del miedo a la diferente y del terror de convertirse uno mismo en lo extraño. Debe forzosamente existir una manera diferente de imaginar esa llegada, de abordar y criticar el mundo presente a través de un sentir que se pronuncia con otra lengua y las particularidades de otros territorios. En el caso de América Latina, la ciencia ficción nos predispone por sistema a un análisis narrativo de la figura del dictador y del ambiente de la pobreza. ¿Cliché o trauma? ¿Puede Latinoamérica escapar de varios siglos de caos y ambición tras el advenimiento de las independencias?

La ciencia ficción me sigue pareciendo una excelente herramienta narrativa para poner la lupa sobre los desvaríos del presente, y explorando me he topado con una antología de relatos de ciencia ficción en Venezuela que pone de relieve el impacto psicólogo, científico, social y tecnológico de la pandemia del Covid-19. Lo ha publicado la Fundación Jóvenes Artistas Urbanas (FundaJAU). La obra Umbrales Virulentos ha aterrizado en mi universo, es uno de los libros que habitan mi mesilla de noche. Los personajes que habitan este libro, ¿vienen en son de paz? ¿Han venido a parlamentar o a perturbar mi visión de la vida?

Obitual Pérez, miembro de esta Fundación, se presenta ante mí por esa magia de la tecnología que nos permite conversar en diferido y a miles de kilómetros. Es apasionante cruzar unas palabras con uno de los editores de esta obra cuyos relatos me están absorbiendo al universo peligroso de la imaginación y la anticipación. Al verle en las fotos que publica en Instagram, bien podría ser el personaje de una distopía. No me aventuro todavía a un veredicto. Prefiero preguntar.

Hola Carlos, me resulta necesario agradecer este diálogo, porque tratándose de ciencia ficción, y además de ciencia ficción latinoamericana, y más aún de ciencia ficción venezolana, puntos de encuentro transcontinentales como éste no resultan habituales mientras que en los países de la región sí se está tejiendo una red de autores y editores cienciaficcionarios más o menos sólida. También debo decir que la intro de esta entrevista es muy pertinente y me siento tentado de responder las dos primeras preguntas porque nos contextualizan y diferencian de manera tajante.

Respecto a la figura del dictador y el ambiente de pobreza en tanto cliché o trauma, por lo que a mí respecta es un trauma a todas luces. Los dictadores y la pobreza son sombras gigantescas que se han posado sobre los pueblos de Latinoamérica de manera histórica y cíclica, y las razones tienen que ver con tu segunda pregunta. ¿Puede Latinoamérica escapar de varios siglos de caos y ambición tras el advenimiento de las independencias?  El asunto es muy complejo y va más atrás de las independencias de las actuales naciones, pero hoy por hoy inquieta saber que solemos sentir y pensar que somos ese caos, un caos sinónimo de hibridación cultural y mestizaje, somos pueblos con una identidad fragmentada de origen y aunque duela decirlo hemos naturalizado el caos en nuestros contextos, es como si viviéramos en permanente distopía, acostumbrados a ella.

¿Y dentro de ese caso, qué es lo que pretende FundaJAU?

En FundaJAU nos dimos cuenta de una movida de ciencia ficción latinoamericana que a nuestro juicio podría convertirse en un boom literario como lo fue el Boom latinoamericano de los 60-70. Hemos comenzado a leernos a nosotros mismos, a revisar y pensar lo narrado por los autores de la región y nos preocupamos cuando vimos que Venezuela estaba respondiendo muy tímidamente a ese llamado, y es que a muchos escritores les cuesta asumir la etiqueta y declararse escritores de ciencia ficción. Las razones son obvias y no debemos juzgarlos por ello, pero nosotros (FundaJAU) sí asumimos la etiqueta, la ostentamos con gusto y desenfado. Nuestra pretensión en principio es nacional; queremos legar una colección, lo más extensa que permitan nuestras modestas posibilidades, con la etiqueta bien marcada de ciencia ficción escrita en Venezuela. La segunda fase de esa pretensión es inscribir a Venezuela en esa movida, antes mencionada, de la ciencia ficción latinoamericana. Vale aclarar que no somos los únicos trabajando en ello, pero sí los que más títulos hemos publicado de este género especulativo en nuestro país.

“En Venezuela, lo agobiante es tener que vivir como si el suelo fuera de arena movediza y tener esa sensación cotidiana de estarse hundiendo. Algunos se enchufan y resuelven su situación. Otros usamos la poesía, la escritura y el arte para mantenernos cuerdos”.

Precisamente ¿cómo se inició vuestra colección de antologías de ciencia ficción?

El inicio fue más o menos fortuito. Pasó que enviamos un par de cuentos a un concurso de ciencia ficción y perdimos. Luego nos preguntamos ¿qué hacemos con esos cuentos? Y como no alcanzaban para armar un libro invitamos a algunos amigos que no eran cienciaficcionarios (poetas o narradores de ficción), los cuales aceptaron con agrado el reto de abordar un género literario que no les era habitual y nos enviaron sus creaciones. Así armamos la primera antología a la que titulamos El Engrama, la cual es muy local porque es una antología de ciencia ficción tachirense, sólo escritores del Táchira. En ese momento no éramos conscientes del contexto Ci-fi latinoamericano, pero quedamos queriendo más. Entonces comenzamos a leer, a investigar y vimos que en los países vecinos la cosa estaba floreciendo, así que decidimos regar nuestro propio jardín y convertir aquella antología en la primera de una colección que hemos visto crecer con el tiempo y a la cual titulamos La Jauría Intergaláctica. De la primera publicación en 2018 al momento de esta entrevista sumamos 9 títulos, que sabemos es poco comparado con las editoriales de los países vecinos, pero es lo que la crisis nacional y nuestras circunstancias nos han permitido.

¿Y en comparación con los países vecinos que os rodean, se puede decir que la ciencia ficción venezolana tiene elementos propios y diferenciadores? ¿Puede aportar puntos de vista particulares al género?

Creemos que sí. Y es que la realidad circundante acostumbra a presentarse en todo ejercicio de escritura y lo endógeno también aflora, ya sea de manera directa o indirecta. Aunque uno se siente a escribir sobre galaxias lejanas con la intención de evadir la realidad, que en el caso venezolano suele ser muy agobiante, algo del inconsciente o del espíritu crítico siempre asoma. Por otro lado, nos hemos dado cuenta que en Venezuela la ciencia ficción tiene una marcada tendencia a lo breve, en el caso de autores tan representativos como Luis Britto García, Gabriel Jiménez Emán o Carlos Domingo Núñez la brevedad es distintiva. Nosotros mismos, desde La Jauría intergaláctica, hemos privilegiado el microcuento y el cuento breve. Y revisando la historia de la ci-fi nacional vemos que las novelas también tienden a ser cortas, rondando la noveleta, tal vez eso sea algo distintivo de la Ci-fi venezolana. También compartimos las características generales de la ciencia ficción latinoamericana que tiende a hibridar Ci-fi y fantasía. Igualmente nos tocan muy de cerca subgéneros como el Amazofuturismo, ya que la Amazonía es un pulmón vegetal planetario que Venezuela comparte con otros países de la región, aunque este subgénero no debería ser exclusivo de tales países ya que la supervivencia de esta selva debería ser una preocupación mundial entendiendo que actualmente se encuentra asediada por una explotación minera transnacional. 

Desde la perspectiva de la democracia europea, aunque no hay un consenso absoluto, se mira a Venezuela como una dictadura fruto de un golpe de Estado.  Cuando hablas de la «realidad agobiante de Venezuela» ¿es a eso a lo que te refieres?

Decir que es una dictadura no sé si sea lo más preciso porque esto no se parece a la dictadura de Pinochet en Chile o a la de Batista y Castro en Cuba o a la de la Junta Militar en Argentina, digamos que no tiene esa virulencia, lo que sí tiene en común es la misma precarización de las clases media y obrera, el fenómeno de la diáspora, la hiperinflación y unos niveles de corrupción de proporciones intergalácticas que sobrepasan por mucho a las dictaduras que mencioné al inicio. Lo agobiante es tener que vivir como si el suelo fuera de arena movediza y tener esa sensación cotidiana de estarse hundiendo. Algunos se enchufan y resuelven su situación otros usamos la poesía, la escritura y el arte para mantenernos cuerdos.

¿Existen espacios de libertad de expresión sin riesgo en Venezuela? ¿Hablar de dictadura en una entrevista como ésta podría causaros problemas?

Creo que hay más censura en Facebook que en Venezuela. En los medios puedes ver todo el día a la oposición despotricando del gobierno y al gobierno despotricando de la oposición: Un circo distópico. Y no, hablar de dictadura en esta entrevista no nos causará ningún problema.

Para un país en dictadura, ¿la ciencia ficción podría ser imaginar un mundo futuro o mundos futuros en plena democracia?

Le preguntas a un escéptico que además es pesimista. En lo particular no veo la democracia como la gran solución, porque las grandes “democracias” también han demostrado ser represivas y muy virulentas cuando se trata de proteger sus intereses, no muestran compasión cuando se trata de cerrarle sus fronteras a “los otros” y son capaces de lo que sea para perpetuarse en el poder. Pero sí creo que la Ci-fi debería pensar más en utopías que en distopías, lo cual también es complejo porque entre ambas hay una línea muy delgada o una frontera muy fluctuante. En ese sentido recuerdo una antología publicada en España en la tuve el gusto de participar titulada Tiempo de Utopías (Apache libros, 2021). Fue esa convocatoria la que me hizo darme cuenta de cuan sumergidos en la distopía podemos estar y a veces debemos sacudirnos un poco para ser más propositivos. Para nosotros en FundaJAU la ciencia ficción también es un ejercicio de resiliencia.

No nos hemos detenido lo suficiente en la cuestión de la poesía de la ciencia ficción que comentabas antes. ¿Qué elementos la caracterizan y qué crees que aporta al ámbito literario?

Sí, suena extraño, muchos poetas no simpatizan con esa distinción, porque poesía es poesía. Aquí volvemos a lo de las etiquetas, a nosotros nos gustan. La ciencia ficción siempre ha soñado con mundos diversos, planetas o sociedades futuras donde conviven seres de distintas galaxias, de distintos mundos. En ese sentido, ojalá hubiese más etiquetas, miles de etiquetas, más diversidad, más mundos o mundillos, eso hace más interesante la vida y cada nueva etiqueta viene a enriquecer el ámbito literario. La poesía de ciencia ficción aporta un abordaje de lo tecnológico y aporta visiones de paisajes que se encuentran fuera de nuestro sistema solar, además es una puerta abierta para invocar lo que está más allá de lo humano.

Las proposiciones de vuestras antologías son muy diversas y me aportan nombres para mí desconocidos. ¿Nos puedes presentar quiénes dominan a vuestro juicio la escena de la ciencia ficción venezolana y con qué temáticas?

La Ci-fi venezolana es escurridiza. Quizás el escritor más visible de la escena en este momento sea José Urriola quien además de sus novelas también está publicando antologías de Ci-fi que surgen de sus talleres literarios cual semilleros. Podríamos nombrar otros escritores de trayectoria internacional, pero estos no se identifican como escritores de ciencia ficción, se trata de escritores de ficción que han trabajado con la ciencia ficción. En resumen, la escena ha menguado mucho debido a la situación del país, muchos buenos escritores se han sumado a la diáspora y el ámbito editorial se ha reducido al mínimo. Es por eso que uno de los objetivos que tenemos desde FundaJAU es insuflarle oxígeno a la escena Ci-fi venezolana.

“Nuestra vida está enganchada al teléfono móvil: allí depositamos nuestros recuerdos, nos encontramos con la familia y amigos, jugamos, trabajamos  y vivimos. Lo que preocupa es lo poco que reflexionamos al respecto y la mansedumbre con la que nos vamos sumergiendo. Las nuevas generaciones solo conocen eso y ya no pueden imaginar la vida sin algoritmos”.

¿Dónde podemos encontrar sus obras más allá de estas antologías?

Somos un grupo pequeño de escritores con una trayectoria que data del 2018 y la verdad es que nuestros trabajos no circulan en circuitos editoriales reconocidos. Por ser de provincia, de frontera e independientes se podría decir que somos un grupo underground. Sí hemos participado en una que otra antología fuera de nuestras fronteras, como ejemplo recomendamos la antología titulada Latinaméricæditada, No disponible en su región (ALCIFF, 2022). En tal sentido la colección La Jauría Intergaláctica es nuestro mejor punto de encuentro, nuestra trinchera.

Yo os he descubierto gracias a Umbrales Virulentos. He comenzado a leer esa obra con mucho interés, y si comprendo bien nos alerta de las soluciones científicas y tecnológicas que podemos dar a problemas del presente, cómo el Covid. ¿Era vuestra intención?

Sí, tu lectura es correcta, esa antología se realizó durante la pandemia del Covid, y se pudo hacer gracias al tiempo libre que propició la cuarentena obligatoria. La intención era tantear como se vivía ese proceso en Latinoamérica desde la perspectiva de los escritores de Ci-fi, para quienes situaciones como esa siempre fueron parte de la imaginación, pero de pronto nos encontramos sumergidos en una distopía siendo avasallados por la realidad. Hablamos de un caso sin precedentes por lo global y por tratarse de un mundo interconectado. En ese momento el tema estaba en pleno desarrollo por lo que esa antología solo es un primer acercamiento, en ese sentido bien valdría la pena volver a pensar esa situación, pero en tiempo pasado, con la cabeza más calmada y sin la muerte merodeando en cada esquina.

Esa obra me ha permitido conocer vuestro colectivo, pero una obra más reciente, Mitografías de Araguaney, acaba de publicarse recientemente. ¿Qué propone y qué aporta a la colección de FundaJAU?

Esta nueva antología gira en torno a la memoria, específicamente la memoria fundacional que yace en los mitos, con énfasis en aquellos que nos legaron los pueblos originarios de América que conforman parte de nuestra identidad. Algunos de estos pueblos han sobrevivido a la globalización conservando sus acervos y configurando nuestra contemporaneidad, pero por tratarse de minorías, y porque suelen ser vistos como “los otros” (cuando realmente los otros somos nosotros mismos) se les invisibiliza y su legado cultural tiende al olvido. La trasmisión del mito en nuestro contexto suele preferir la oralidad. El ejercicio que hicimos fue el de retomar algunos de esos mitos para llevarlos a la escritura de ciencia ficción a manera de revisión, reinterpretación, revaloración, actualización. También es nuestra intención hacer que esas historias sean más accesibles a las nuevas generaciones que viven consumiendo lo que ofrecen los medios masivos, olvidándose de donde vienen, convirtiéndose en un rebaño con poca capacidad de reacción crítica, dóciles y manipulables.

El Transhumanismo es un tema que he abordado con mis alumnos de español a partir de una obra de ciencia ficción de Rosa Montero, inspirada de Blade Runner, de la presencia de una obra clave de Goya como es Saturno devorando a sus hijos en una serie americana y la realidad Cíborg fomentada por la Fundación Cíborg de Neil Harbisson y Moon Ribas. Veo que es un tema que abordas en una de tus obras. ¿Qué tienes que decir al respecto y dónde estamos actualmente? ¿Hemos traspasado los umbrales que nos hacía temer la ciencia ficción del siglo pasado? 

Por este tipo de preguntas es que creo firmemente en la ciencia ficción. Estas preguntas son cruciales para una humanidad que podría dejar de ser humana ya que se encuentra parada en el umbral del transhumanismo y está siendo modificada por la tecnología de manera vertiginosa. Este no es cualquier tema es ¡EL TEMA! Ya empezamos a transitar ese umbral y lo más probable es que no tenga retorno. Es muy pertinente que traigas a colación los replicantes, pues nos dibujan una paradoja fundamental, tanto los de Blade Runner como los de Montero evidencian la contradicción: los replicantes soñando con ser humanos y los humanos soñando con ser replicantes. Lo de Harbisson y Ribas son casos curiosos, más performáticos, así como lo son Sterlac u Orlan, ellos rayan en lo extravagante, pero no es necesario ir tan lejos. Debido a nuestra dependencia de la tecnología ya cualquier persona puede decir que es un cíborg. No hace falta que nos injerten un dispositivo bajo la piel cuando ya sentimos que nuestra vida está enganchada al teléfono móvil: allí depositamos nuestros recuerdos, allí nos encontramos con la familia y amigos, allí jugamos y trabajamos, allí vivimos. Lo que preocupa es lo poco que reflexionamos al respecto y la mansedumbre con la que nos vamos sumergiendo. Las nuevas generaciones solo conocen eso y ya no pueden imaginar la vida sin internet, sin videojuegos, sin redes sociales, sin algoritmos. Son cambios vertiginosos y la ciencia ficción los está pensando y analizando desde todas las aristas posibles, pero siempre harán falta nuevas visiones del futuro y por ende más escritores de ciencia ficción.

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Una respuesta

  1. Hola Carlos, solo quería agradecerte la entrevista, siempre es bueno hablar con los colegas que ejercen la escritura en otras realidades para seguir tejiendo redes que permitan a las historias que contamos viajar lo más lejos posible. Saludos desde Venezuela.

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